INTRODUCCION
Gran parte de la información presentada en este artículo
pertenece al Método Tomatis tal y como se aplica clínicamente.
Sin embargo, el método es más que una técnica,
o un tratamiento, y mucho más que una simple máquina,
por revolucionario que sea el Oído Electrónico.
En el trabajo que presentamos a continuación
hacemos llegar todo esto a la casa y a la escuela que son los
dos primeros lugares en que podemos detectar y prevenir un problema.
Además describe lo que pueden hacer los
padres y los maestros para mejorar la escucha.
La información que proporcionamos no es
estrictamente una "aplicación" del Método
para casos, como la dislexia o el autismo. Son datos recogidos
a través de varios años de observación y
de experiencia clínica. Debe ser de particular interés
para padres y maestro, así como también para cualquier
persona que desee conocer los conceptos más generales acerca
del proceso de escuchar. Nos atrevemos a afirmar que es una invitación
a que se reconozca la importancia de restituir la sensibilidad
auricular y acústica en la vida diaria.
ETAPAS EN EL DESARROLLO DEL PROCESO DE
ESCUCHAR
El niño percibe sonidos desde muy temprana
edad, (Tomatis 1963,1972; Eisenberg, 1976) Tanto el oído
como las vías neuronales entre los oídos y el cerebro,
están totalmente desarrolladas y ya funcionan desde el
quinto mes del embarazo. El niño tiene la capacidad de
oír antes de poder balbucear, hablar o caminar; todo este
proceso se dá antes de ir a la escuela.
El Dr. Alfred Tomatis (1963, 1972) sugiere que
la función auditiva influye tanto en la adquisición
de las funciones motoras, como en el lenguaje y el aprendizaje.
Sus trabajos clínicos e investigaciones nos explican cómo
funciona el oído y cómo se manifiestan los problemas
de escucha. El conocimiento de la fisiología y del origen
de los problemas de escucha ayuda a los padres, maestros y a otros
profesionales a detectarlos y a tomar las medidas necesarias para
prevenirlos.
La detección y prevención puede
hacerse desde los inicios de la vida del niño, mucho antes
de la edad escolar, que es cuando aparecen los problemas de aprendizaje.
También es posible empezar a corregir el problema, antes
de que el niño ingrese a la escuela. De esta manera, se
evita que sufra las consecuencias de su impedimento y que tenga
que soportar además el peso de una mala auto imagen, dado
que no puede cumplir con sus propias expectativas ni con las de
sus compañeros, sus padres o sus maestros.
ESCUCHAR
Escuchar, según la definición de
Tomatis, es "oír, más la motivación
de oír". Oír es la facultad que tiene el niño
para recibir sonidos, mientras que escuchar, requiere de la habilidad
de seleccionar los sonidos que le interesan entre todos los demás
que continuamente le llegan al oído. Oír es un acto
pasivo; Oímos ya sea que queramos o no, en cambio escuchar
es un acto motivado, activo y voluntario que nos permite monitorear
y escoger los sonidos que deseamos percibir. En el escuchar entonces,
interviene un factor importantísimo: la voluntad.
En la escuela, el que escucha bien, tiene mayores
posibilidades de hacer a un lado los sonidos de fondo y concentrarse
en lo que el maestro está diciendo. Este monitoreo aumenta
sus posibilidades de comprender y recordar mejor las explicaciones,
atender y aprender con facilidad.
Los que escuchan mal, se distraen constantemente
con cualquier tipo de ruido del salón de clases, porque
no pueden poner a tono adecuadamente su audición, y concentrarse
en la voz del maestro. La habilidad de escuchar permite que el
niño monitoree con precisión la información
que desea.
Este monitoreo del proceso de escuchar también
se aplica a los sonidos emitidos por la propia voz. De todos los
sonidos que es capaz de emitir con su aparato fonatorio, la habilidad
de escuchar le permite al niño, concentrarse solamente
en los que son relativos a su lengua materna. Los bebés
juegan durante horas y horas repitiendo una y otra vez sonidos
y palabras. Así es como aprenden a escucharse a sí
mismos. Poco a poco este proceso de escuchar moldea su lenguaje.
Los adultos estamos acostumbrados a este proceso que frecuentemente
se nos olvida que cada uno de nosotros es el primero en escuchar
lo que dice.
El monitoreo al escuchar también se aplica
a funciones corporales. La música, por ejemplo, hace que
nos den ganas de movernos y de bailar pero nos movemos diferente
si escuchamos un vals o rock. Esto demuestra como los sonidos
pueden influir directamente en nuestro cuerpo. Un estudio acerca
de las funciones del oído interno explica este fenómeno.
El oído interno no sólo nos permite percibir los
sonidos, sino que participa en el monitoreo de todos los movimientos
corporales, las funciones motoras, el equilibrio y la postura.
Las funciones motoras deben de estar establecidas para la adquisición
del lenguaje oral y escrito. La escritura, por ejemplo, requiere
de un control perfecto de los movimientos de los dedos, de la
mano y del brazo. El proceso de escuchar prepara al cuerpo para
convertirse en el instrumento para expresar el lenguaje.
Para comprender qué es lo que le da a una criatura la motivación
de oír, se necesita entender cuál es el propósito
de escuchar. Debido a que este proceso se establece antes del
lenguaje, y de hecho, le prepara el camino al lenguaje, el propósito
principal de escuchar, es establecer la comunicación entre
el infante y su medio ambiente. La función de escuchar,
sólo se desarrollará adecuadamente si el niño
está motivado a comunicarse con el mundo que lo rodea y
si esta dispuesto a ampliar sus fronteras. La falta de motivación
puede afectar el proceso de escucha en cualquier etapa de su desarrollo.
Entre más temprano se vea afectado, más severo será
el problema de escucha.
Si la habilidad de escuchar no se establece adecuadamente,
las funciones motoras, las del lenguaje y el deseo de crecer y
comunicarse tampoco se establecerán adecuadamente. Conociendo
esto podemos detectar los problemas de escucha desde sus inicios.
DETECCION DEL PROBLEMA
DE ESCUCHA EN NIÑOS PREESCOLARES
En los niños en edad preescolar podemos
detectar si existen problemas de escucha en 4 áreas:
1. Respuesta a los sonidos.
2. Funciones motoras.
3. Funciones del lenguaje.
4. Algunos aspectos de actitud y conducta.
(1) Respuesta a los Sonidos.
En la mayor parte de los casos, los niños
con problemas de escucha parecen oír sonidos tan bien como
cualquier otro niño; otros, son demasiado sensibles y reaccionan
en forma exagerada ante alguno de ellos, ya sea con temor, "estrés",
dolor o disgusto. El "oír demasiado" puede ser
ocasionado por un problema de escucha y se deriva de la incapacidad
del oído para regular el sistema de enfoque del mismo.
Podemos detectar si un niño "oye"
demasiado, cuando pide frecuentemente a sus padres que le repitan
lo que dijeron. Los síntomas principales de que existe
un problema de escucha, son: 1)los lapsos de atención muy
cortos 2) la distracción 3) no entender o interpretar mal
lo que se le dice por lo que reacciona inadecuadamente. Por ejemplo,
puede contestar algo que no tiene nada que ver con lo que se le
preguntó; también puede molestarse ante un mensaje
que no tenía la menor intención de molestarlo.
Existen otras conductas que, aunque son similares
a las que hemos identificado como problema de escucha, pueden
de hecho, significar que hay una pérdida real de la audición.
Por ejemplo: cuando los padres tienen que hablar en voz alta para
obtener una respuesta o cuando el niño constantemente le
sube el volumen a la televisión o al radio. En estos casos,
se recomienda que un audiólogo o un especialista en oídos,
nariz y garganta le haga una prueba para verificar si hay una
pérdida de la audición, alguna infección
del oído u otro padecimiento de tipo médico.
De 300 niños con problemas de aprendizaje
que fueron evaluados en Toronto, 46% habían tenido infecciones
recurrentes del oído cuando eran pequeños. Las infecciones
crónicas del oído desempeñan un papel significativo
en las causas de los problemas de escucha.
(2) Funciones Motoras.
El sistema vestibular del oído controla
las funciones motoras del cuerpo tales como el equilibrio, los
movimientos corporales y la postura y responde a los estímulos
sonoros.
Si existe un problema de escucha durante el primer año
de vida antes de que el niño adquiera las funciones motoras;
puede afectar el desarrollo posterior del lenguaje. Así
mismo, puede ser la causa de un retraso, lentitud o torpeza para
sentarse, pararse, gatear y caminar. Estos niños presentan
síntomas de dominio de lateralidad mixta, que dicho de
manera más simple significa, que desempeñan algunas
tareas con una mano y otras con la otra. En casos extremos, la
mano que utilizan para desempeñar una tarea específica
es impredecible. Frecuentemente su coordinación es deficiente,
son torpes y generalmente inquietos. Al hablar se mueven constantemente
de manera incoordinada.
En sus dibujos, la representación de figuras
humanas es tardía; y durante mucho tiempo sólo dibujan
la cabeza en detalle, como si las otras partes del cuerpo realmente
no importaran. Esto puede ser interpretado como un síntoma
de una imagen corporal mal establecida.
(3) Funciones del Lenguaje.
El retraso en la adquisición de las funciones
motoras generalmente va acompañado de un retraso en la
adquisición del lenguaje. Sin embargo, el niño puede
presentar dificultad en adquirir el lenguaje mientras que sus
habilidades motoras se desarrollan normalmente. En este caso,
el problema de escucha se manifiesta más tarde en la vida
del niño; después de que se han establecido las
primeras funciones motoras.
Algunos de estos niños no hablan mucho.
Frecuentemente están "demasiado callados" y son
tímidos. Otros se expresan a través de medios no
verbales y tienden a tener problemas de conducta.
La calidad de la voz de estos niños es
deficiente. Tienen dificultades para controlar el tono de su voz,
que a veces es muy grave y a veces muy agudo. El control de la
intensidad también es un problema; algunos hablan muy fuerte,
mientras que a otros es difícil oírlos. Su manera
de hablar puede ser monótona, inarticulada e inexpresiva.
Las palabras son masculladas como si al niño le costara
trabajo abrir la boca. La fluidez del lenguaje no existe, generalmente
se observan titubeos y repeticiones. En los casos más severos,
el ritmo se ve afectado con tendencias a balbucear o tartamudear.
A estos niños les cuesta mucho trabajo
hablar en frases, y más adelante construir oraciones. Frecuentemente
aún no han podido superar esta dificultad durante la edad
escolar lo que les trae problemas en la escuela. Su vocabulario
es pobre, repetitivo y estereotipado.
Con el conocimiento de que "uno habla de
la manera en que oye" (Efecto Tomatis 1963,1972); Cuando
escuchamos como habla un niño, nos damos cuenta de cómo
se percibe a sí mismo y hasta cierto punto, la manera en
que oye a las demás personas. Esta observación le
permite al adulto comprender mejor, que el niño esta siendo
forzado a integrar y a almacenar en su cerebro todo un mundo sónico
que pasa a través de un canal de audición distorsionado.
(4) Actitud y Conducta
Se ha definido que escuchar es lo que oímos
a voluntad para poder entrar en el mundo de la comunicación.
Algunos aspectos de la actitud y la conducta del niño con
respecto a la comunicación pueden ser indicadores de que
hay una motivación deficiente o una falta de motivación
para escuchar.
Estos niños rechazan la comunicación,
la conservación y la socialización. Este rechazo,
o falta de interés se manifiesta de diversas formas según
el carácter y la personalidad del niño. Algunos
se muestran introvertidos y retraídos; otros reaccionan
con agresividad y enojo. Casi nunca fomentan la comunicación;
sólo responden, más o menos adecuadamente, cuando
se les invita o se les obliga a comunicarse. Generalmente carecen
de curiosidad y del placer del descubrimiento, que es lo que normalmente
se observa en los otros niños. Muy rara vez hacen preguntas.
Muchos muestran una actitud inmadura y regresiva. Están
muy apegados a su madre y frecuentemente se distancian del padre.
Algunos son muy infantiles, como si no quisieran crecer. Aún
cuando su lenguaje esté relativamente bien desarrollado,
les gusta hablar como bebés. Otros lloran sin motivo.
A veces estos niños tienen dificultad
en llevarse bien con sus hermanos y compañeros. O no les
gusta jugar. Si lo hacen prefieren jugar solos y no quieren que
otros niños jueguen con ellos. Si se llegan a relacionar
con otros, generalmente les da envidia lo que los demás
tienen y se convierten en los latosos o los chivos expiatorios
del grupo. En algunos casos, sólo les gusta relacionarse
con niños más pequeños. Generalmente tratan
de llamar la atención de los adultos.
Algunos de estos niños son obedientes,
disciplinados y adaptados socialmente, pero sus padres sienten
que algo les falta; quizás que carecen de entusiasmo para
hacer las cosas. Hacen lo que se les pide, pero no toman la iniciativa
para actuar por sí solos. Hacen lo que complace a sus padres
o a sus hermanos, pero no se dan gusto a sí mismos. Al
parecer, nada les gusta. Los padres casi siempre los describen
diciendo, "es un niño demasiado bueno para su edad".
DETECCION DE LOS PROBLEMAS
DE ESCUCHA EN LA ESCUELA.
Los mismos síntomas que nos permiten identificar
un problema de escucha antes de la edad escolar, también
pueden ser observados por el maestro cuando el niño ingresa
a la escuela.
Los niños que muestran conductas inmaduras
y regresivas, rechazan la escuela desde el primer día de
clases. Resulta común oír, que la madre diga que
su hijo tuvo una reacción tan negativa durante los primeros
días de clases, que ella pensó que el niño
aún no estaba preparado y que era mejor sacarlo de la escuela.
Los problemas de lapsos cortos de atención, mala concentración,
distracción e inquietud, así como deficiencias en
las funciones motoras y la coordinación se manifiestan
desde el jardín de niños. Otro de los indicadores,
es la mala comunicación del niño con sus compañeros.
Esta falta de habilidad para socializar se manifiesta de distintas
maneras que varían desde el aislamiento, hasta un comportamiento
hiperactivo y agresivo. El maestro del jardín de niños
también puede observar si el lenguaje oral no está
bien desarrollado, o si el niño "cecea" que son
indicadores de problemas posteriores que se presentarán
en primero, segundo o tercer año de primaria cuando el
niño comience a aprender el lenguaje escrito.
El lenguaje escrito es una traducción
gráfica de los sonidos que componen el lenguaje oral. Si
los sonidos son oídos, procesados y emitidos por el niño
en forma distorsionada, estas distorsiones afectarán la
lectura, la escritura y la ortografía. Esto significa que
algunos problemas como inversión en la lectura y la escritura,
confusión de sonidos, lentitud al escribir y trabajos desordenados
pueden considerarse como correlativos de los trastornos de escucha.
También puede suceder que un niño que presente algunos
de los síntomas de los problemas de escucha que hemos descrito
sea un buen alumno durante los primeros años escolares.
Esto puede indicar que ha encontrado la manera de compensar sus
deficiencias de escucha, utilizando por ejemplo, la memoria visual.
A pesar de que su rendimiento sea satisfactorio,
los maestros de estos alumnos tienen la impresión de que
podrían lograr aún más. Por ejemplo, el maestro
puede estar desconcertado por las discrepancias de rendimiento
o de conducta, que hay entre distintas materias o situaciones.
Algunos alumnos pueden ser muy buenos oralmente, pero mediocres
en el lenguaje escrito. Otros son mucho mejores en matemáticas
que en español. Estos alumnos no parecen estar satisfechos
consigo mismos, se frustran fácilmente y se desaniman rápidamente
cuando tienen que enfrentarse a tareas difíciles. Con frecuencia
rechazan los estudios, que según ellos, son lo opuesto
a jugar. "No me gusta ir a la escuela porque no es divertido".
Pero también como cualquier otro niño, desean ir
a la escuela para estar con otros niños. En realidad son
muy desconcertantes.
Esta compensación deja de funcionar en
los grados superiores cuando aumenta la complejidad del trabajo.
Esto, aunado al inicio de la pubertad, puede provocar una descompensación
brusca. Es importante identificar y corregir un "problema
de escucha compensado" antes del inicio de la pubertad, ya
que posteriormente los trastornos de aprendizaje se vuelven más
complejos y más difíciles de superar.
LO QUE SE PUEDE HACER PARA PREVENIR
LOS PROBLEMAS DE ESCUCHA
Hay varias cosas que pueden hacer y otras que hay que evitar para
que el niño desarrolle su habilidad de escuchar al máximo.
(1) La Influencia de la Vida Prenatal.
La estabilidad y el confort que recibe la madre
embarazada de su esposo y de su ambiente familiar le proporciona
tanto a ella como al bebé una sensación de bienestar.
Como apuntamos anteriormente, el oído del feto puede percibir
sonidos desde el quinto mes de vida prenatal. Oye en particular
los latidos del corazón y la respiración de su madre.
Tomatis va aún más lejos (1963,1981) y asegura,
que el feto también oye la voz de su madre y lo ha probado
monitoreando al feto, y estudiando sus reacciones.
El estado emocional de la madre influye en su
ritmo cardíaco y respiratorio, así como en las características
emotivas de su voz (velocidad y entonación). Por lo tanto,
la manera en que la madre vive su embarazo puede afectar los sonidos
que oye el feto. Ya que el proceso de escuchar es generado por
el deseo de oír, es seguro que los sonidos emitidos por
una madre tranquila y feliz tengan una influencia positiva sobre
el futuro desarrollo del proceso de escuchar en el niño.
Se recomienda que la mujer embarazada escuche
música para relajarse, la música de Mozart en particular.
También, es deseable que le cante y le hable frecuentemente
a su bebé desde el inicio del embarazo.
(2) La Influencia del Ambiente Familiar.
La motivación para desarrollar la facultad
de escuchar como un medio para comunicarse, es afectada por la
calidad del ambiente familiar en el que crece el niño.
El deseo de abrirse a escuchar puede verse afectado por situaciones
de tensión tales como separaciones prolongadas de la madre,
o conflictos entre miembros de la familia. El "cerrarse"
a escuchar es una de las maneras en que el niño se protege
de una situación que le desagrada o le causa temor.
Es necesario saber que los niños pequeños,
que aún no comprenden bien los mensajes lingüísticos,
son extremadamente sensibles a la manera en que estos mensajes
son expresados. Así pues, la entonación y la inflexión
de la voz se vuelven muy importantes. La misma información
puede ser "traducida" por el niño en formas muy
distintas de acuerdo a cómo fue dicha. "Dame eso",
puede ser dicho de muchas maneras; algunas invitan a que el niño
obedezca alegremente, y otras, en cambio, pueden provocar un rechazo
total.
(3) La Influencia de la Música y el Canto
El canto es quizá el mejor camino para desarrollar la facultad
de escuchar, de expresarse verbalmente, de auto-escucharse. La
música contiene la mayor parte de las cualidades del lenguaje,
y particularmente las de tono, calidad de la voz, entonación
y ritmo.
Para el niño, cantar es un juego agradable.
La música y el canto lo invita a desarrollar su capacidad
de escuchar para poder recibir y emitir el lenguaje. Los bailes
infantiles tienen sonidos y ritmos que le permiten ponerse "a
tono" y armonizar sus funciones motoras.
(4) La Influencia del Diálogo con el Niño
Cuando el niño comienza a "abrirse"
se vuelve curioso y hace preguntas de todo tipo. A los padres
a veces les fastidia tener que responder a las mismas preguntas
una y otra vez, o piensan que las preguntas son irrelevantes.
Tienden a descuidar o a "desconectarse" de las preguntas
que hace el niño; al desconectarse el adulto de la pregunta
y no responder, se puede "cerrar" la motivación
del niño para escuchar y aprender.
El proceso de preguntar debe ser fomentado por
los padres. El padre especialmente, debe de tomarse el tiempo
necesario para platicar regularmente con su hijo o hija. En situaciones
en que se convive constantemente con las mismas personas, como
ocurre con las familias, se tiende a usar un mínimo de
palabras para comunicarse, pues se da por sentado que los demás
ya entienden. Debemos recordar que el niño aprende a escuchar
y a hablar en casa.
(5) Bilingüismo
En el caso de familias bilingües, los padres frecuentemente
piensan que si se esfuerzan por hablar el idioma de la región
donde viven le ayudarán al niño a aprenderlo. Desafortunadamente,
hablan en general, con un acento marcado y una estructura inadecuada.
Por lo tanto, el niño se entrena a escuchar el sonido de
ese idioma en forma distorsionada.
Más adelante, cuando el niño va
a la escuela, la manera de hablar del maestro no corresponde a
la forma en que el niño escucha. Esto frecuentemente produce
confusión para entender las instrucciones y para aprender
el lenguaje escrito, la lectura y la ortografía.
En las situaciones de hogares bilingües,
se aconseja que los padres les hablen a sus hijos en su lengua
materna. El oído de los niños se adapta fácilmente
a dos o más idiomas distintos, pero bien hablados.
(6) Influencias Negativas
El ambiente sonoro tiene mucha influencia sobre
la capacidad de escuchar, porque el niño "se entrena"
a escuchar los sonidos que percibe o sea a enfocar su atención
sobre lo que desea. Esto significa que los sonidos distorsionados
y/o saturados emitidos por radios o grabadoras de mala calidad
pueden afectar gravemente la habilidad de escuchar del niño.
Si el medio sonoro es demasiado fuerte, el niño
se ve obligado a protegerse y deja de escuchar. El efecto negativo
de los sonidos fuertes es independiente de la calidad del receptor.
La televisión también puede ser
perjudicial para el desarrollo de la capacidad de escuchar. Cuando
esta encendido el televisor, nadie más habla en casa; se
interrumpe la comunicación y la motivación para
comunicarse. Además, el niño "ve" la televisión:
no necesita escuchar con cuidado para comprender la información.
Esta solución tan fácil es quizás la razón
por la cual la televisión es tan popular entre los niños.
(7) Recomendaciones para el Maestro.
Todos los medios que permiten que el niño
se escuche a sí mismo son útiles para el desarrollo
y el mejoramiento de las habilidades para escuchar. Los maestros
deben fomentar el que los niños se expresen verbalmente,
que canten, lean y aún que deletreen en voz alta en la
clase. También se les debe aconsejar que lean y estudien
su tarea en voz alta en la casa, lo que les ayudará a memorizar
y aprender mejor.
Si el maestro detecta algún problema de escucha en los
primeros años, debe de hacer que el niño se siente
en la parte de adelante del salón, frente a él.
La situación ideal es que el oído derecho del niño
reciba la información del maestro. De esta manera es más
fácil que el niño enfoque su habilidad de escuchar
en la voz del maestro y esto puede hacer que sus lapsos de atención
aumenten, así como su habilidad para concentrarse.
Si los problemas de escucha son más severos,
es necesario cambiarlo a una clase más pequeña.
El apoyo constante del maestro, ayuda a que el niño se
concentre en lo que está haciendo y el reforzamiento positivo
aumenta su nivel de motivación que generalmente es bajo.
A pesar de que estas propuestas le ayudarán
al niño a compensar sus deficiencias, no las corrigen.
El método Tomatis -al cual hemos hecho múltiples
referencias en ese artículo-, sirve para corregir aquellos
problemas de escucha en los que la compensación no basta.
Todas las ideas presentadas en este artículo
están basadas en las investigaciones del Dr. Alfred A.
Tomatis, creador del Método que lleva su nombre, así
como en mi propia experiencia clínica de 1974 a la fecha,
en el Listening Centre de Toronto Canadá, aplicando el
programa de Estimulación Auditiva que ha dado a miles de
niños en el mundo la oportunidad de aprender más
eficazmente, integrarse y socializar.
Paul Madaule.