El Método Tomatis
Introducción al Método
Tomatis
Dr. Alfred A.Tomatis
Fundamentos Teóricos
El Oído Electrónico
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EL METODO TOMATIS

LOS PROBLEMAS DE ESCUCHA

Y EL NIÑO PEQUEÑO

Por Paul Madaule, L. Ps.

Director de "The Listening Centre"
de Toronto Canadá




Indice
  Introducción
Etapas en el Desarrollo Del Proceso de Escuchar
Escuchar
Deteccion del Problema de Escucha en Niños Preescolares
Deteccion de los Problemas de Escucha en la Escuela
Lo Que se Puede Hacer para Prevenir los Problemas de Escucha


INTRODUCCION


Gran parte de la información presentada en este artículo pertenece al Método Tomatis tal y como se aplica clínicamente. Sin embargo, el método es más que una técnica, o un tratamiento, y mucho más que una simple máquina, por revolucionario que sea el Oído Electrónico.

En el trabajo que presentamos a continuación hacemos llegar todo esto a la casa y a la escuela que son los dos primeros lugares en que podemos detectar y prevenir un problema.

Además describe lo que pueden hacer los padres y los maestros para mejorar la escucha.

La información que proporcionamos no es estrictamente una "aplicación" del Método para casos, como la dislexia o el autismo. Son datos recogidos a través de varios años de observación y de experiencia clínica. Debe ser de particular interés para padres y maestro, así como también para cualquier persona que desee conocer los conceptos más generales acerca del proceso de escuchar. Nos atrevemos a afirmar que es una invitación a que se reconozca la importancia de restituir la sensibilidad auricular y acústica en la vida diaria.


ETAPAS EN EL DESARROLLO DEL PROCESO DE ESCUCHAR

El niño percibe sonidos desde muy temprana edad, (Tomatis 1963,1972; Eisenberg, 1976) Tanto el oído como las vías neuronales entre los oídos y el cerebro, están totalmente desarrolladas y ya funcionan desde el quinto mes del embarazo. El niño tiene la capacidad de oír antes de poder balbucear, hablar o caminar; todo este proceso se dá antes de ir a la escuela.

El Dr. Alfred Tomatis (1963, 1972) sugiere que la función auditiva influye tanto en la adquisición de las funciones motoras, como en el lenguaje y el aprendizaje. Sus trabajos clínicos e investigaciones nos explican cómo funciona el oído y cómo se manifiestan los problemas de escucha. El conocimiento de la fisiología y del origen de los problemas de escucha ayuda a los padres, maestros y a otros profesionales a detectarlos y a tomar las medidas necesarias para prevenirlos.

La detección y prevención puede hacerse desde los inicios de la vida del niño, mucho antes de la edad escolar, que es cuando aparecen los problemas de aprendizaje. También es posible empezar a corregir el problema, antes de que el niño ingrese a la escuela. De esta manera, se evita que sufra las consecuencias de su impedimento y que tenga que soportar además el peso de una mala auto imagen, dado que no puede cumplir con sus propias expectativas ni con las de sus compañeros, sus padres o sus maestros.


ESCUCHAR

Escuchar, según la definición de Tomatis, es "oír, más la motivación de oír". Oír es la facultad que tiene el niño para recibir sonidos, mientras que escuchar, requiere de la habilidad de seleccionar los sonidos que le interesan entre todos los demás que continuamente le llegan al oído. Oír es un acto pasivo; Oímos ya sea que queramos o no, en cambio escuchar es un acto motivado, activo y voluntario que nos permite monitorear y escoger los sonidos que deseamos percibir. En el escuchar entonces, interviene un factor importantísimo: la voluntad.

En la escuela, el que escucha bien, tiene mayores posibilidades de hacer a un lado los sonidos de fondo y concentrarse en lo que el maestro está diciendo. Este monitoreo aumenta sus posibilidades de comprender y recordar mejor las explicaciones, atender y aprender con facilidad.

Los que escuchan mal, se distraen constantemente con cualquier tipo de ruido del salón de clases, porque no pueden poner a tono adecuadamente su audición, y concentrarse en la voz del maestro. La habilidad de escuchar permite que el niño monitoree con precisión la información que desea.

Este monitoreo del proceso de escuchar también se aplica a los sonidos emitidos por la propia voz. De todos los sonidos que es capaz de emitir con su aparato fonatorio, la habilidad de escuchar le permite al niño, concentrarse solamente en los que son relativos a su lengua materna. Los bebés juegan durante horas y horas repitiendo una y otra vez sonidos y palabras. Así es como aprenden a escucharse a sí mismos. Poco a poco este proceso de escuchar moldea su lenguaje. Los adultos estamos acostumbrados a este proceso que frecuentemente se nos olvida que cada uno de nosotros es el primero en escuchar lo que dice.

El monitoreo al escuchar también se aplica a funciones corporales. La música, por ejemplo, hace que nos den ganas de movernos y de bailar pero nos movemos diferente si escuchamos un vals o rock. Esto demuestra como los sonidos pueden influir directamente en nuestro cuerpo. Un estudio acerca de las funciones del oído interno explica este fenómeno. El oído interno no sólo nos permite percibir los sonidos, sino que participa en el monitoreo de todos los movimientos corporales, las funciones motoras, el equilibrio y la postura. Las funciones motoras deben de estar establecidas para la adquisición del lenguaje oral y escrito. La escritura, por ejemplo, requiere de un control perfecto de los movimientos de los dedos, de la mano y del brazo. El proceso de escuchar prepara al cuerpo para convertirse en el instrumento para expresar el lenguaje.


Para comprender qué es lo que le da a una criatura la motivación de oír, se necesita entender cuál es el propósito de escuchar. Debido a que este proceso se establece antes del lenguaje, y de hecho, le prepara el camino al lenguaje, el propósito principal de escuchar, es establecer la comunicación entre el infante y su medio ambiente. La función de escuchar, sólo se desarrollará adecuadamente si el niño está motivado a comunicarse con el mundo que lo rodea y si esta dispuesto a ampliar sus fronteras. La falta de motivación puede afectar el proceso de escucha en cualquier etapa de su desarrollo. Entre más temprano se vea afectado, más severo será el problema de escucha.

Si la habilidad de escuchar no se establece adecuadamente, las funciones motoras, las del lenguaje y el deseo de crecer y comunicarse tampoco se establecerán adecuadamente. Conociendo esto podemos detectar los problemas de escucha desde sus inicios.

DETECCION DEL PROBLEMA DE ESCUCHA EN NIÑOS PREESCOLARES

En los niños en edad preescolar podemos detectar si existen problemas de escucha en 4 áreas:

1. Respuesta a los sonidos.
2. Funciones motoras.
3. Funciones del lenguaje.
4. Algunos aspectos de actitud y conducta.

(1) Respuesta a los Sonidos.

En la mayor parte de los casos, los niños con problemas de escucha parecen oír sonidos tan bien como cualquier otro niño; otros, son demasiado sensibles y reaccionan en forma exagerada ante alguno de ellos, ya sea con temor, "estrés", dolor o disgusto. El "oír demasiado" puede ser ocasionado por un problema de escucha y se deriva de la incapacidad del oído para regular el sistema de enfoque del mismo.

Podemos detectar si un niño "oye" demasiado, cuando pide frecuentemente a sus padres que le repitan lo que dijeron. Los síntomas principales de que existe un problema de escucha, son: 1)los lapsos de atención muy cortos 2) la distracción 3) no entender o interpretar mal lo que se le dice por lo que reacciona inadecuadamente. Por ejemplo, puede contestar algo que no tiene nada que ver con lo que se le preguntó; también puede molestarse ante un mensaje que no tenía la menor intención de molestarlo.

Existen otras conductas que, aunque son similares a las que hemos identificado como problema de escucha, pueden de hecho, significar que hay una pérdida real de la audición. Por ejemplo: cuando los padres tienen que hablar en voz alta para obtener una respuesta o cuando el niño constantemente le sube el volumen a la televisión o al radio. En estos casos, se recomienda que un audiólogo o un especialista en oídos, nariz y garganta le haga una prueba para verificar si hay una pérdida de la audición, alguna infección del oído u otro padecimiento de tipo médico.

De 300 niños con problemas de aprendizaje que fueron evaluados en Toronto, 46% habían tenido infecciones recurrentes del oído cuando eran pequeños. Las infecciones crónicas del oído desempeñan un papel significativo en las causas de los problemas de escucha.

(2) Funciones Motoras.

El sistema vestibular del oído controla las funciones motoras del cuerpo tales como el equilibrio, los movimientos corporales y la postura y responde a los estímulos sonoros.


Si existe un problema de escucha durante el primer año de vida antes de que el niño adquiera las funciones motoras; puede afectar el desarrollo posterior del lenguaje. Así mismo, puede ser la causa de un retraso, lentitud o torpeza para sentarse, pararse, gatear y caminar. Estos niños presentan síntomas de dominio de lateralidad mixta, que dicho de manera más simple significa, que desempeñan algunas tareas con una mano y otras con la otra. En casos extremos, la mano que utilizan para desempeñar una tarea específica es impredecible. Frecuentemente su coordinación es deficiente, son torpes y generalmente inquietos. Al hablar se mueven constantemente de manera incoordinada.

En sus dibujos, la representación de figuras humanas es tardía; y durante mucho tiempo sólo dibujan la cabeza en detalle, como si las otras partes del cuerpo realmente no importaran. Esto puede ser interpretado como un síntoma de una imagen corporal mal establecida.


(3) Funciones del Lenguaje.

El retraso en la adquisición de las funciones motoras generalmente va acompañado de un retraso en la adquisición del lenguaje. Sin embargo, el niño puede presentar dificultad en adquirir el lenguaje mientras que sus habilidades motoras se desarrollan normalmente. En este caso, el problema de escucha se manifiesta más tarde en la vida del niño; después de que se han establecido las primeras funciones motoras.

Algunos de estos niños no hablan mucho. Frecuentemente están "demasiado callados" y son tímidos. Otros se expresan a través de medios no verbales y tienden a tener problemas de conducta.

La calidad de la voz de estos niños es deficiente. Tienen dificultades para controlar el tono de su voz, que a veces es muy grave y a veces muy agudo. El control de la intensidad también es un problema; algunos hablan muy fuerte, mientras que a otros es difícil oírlos. Su manera de hablar puede ser monótona, inarticulada e inexpresiva. Las palabras son masculladas como si al niño le costara trabajo abrir la boca. La fluidez del lenguaje no existe, generalmente se observan titubeos y repeticiones. En los casos más severos, el ritmo se ve afectado con tendencias a balbucear o tartamudear.

A estos niños les cuesta mucho trabajo hablar en frases, y más adelante construir oraciones. Frecuentemente aún no han podido superar esta dificultad durante la edad escolar lo que les trae problemas en la escuela. Su vocabulario es pobre, repetitivo y estereotipado.

Con el conocimiento de que "uno habla de la manera en que oye" (Efecto Tomatis 1963,1972); Cuando escuchamos como habla un niño, nos damos cuenta de cómo se percibe a sí mismo y hasta cierto punto, la manera en que oye a las demás personas. Esta observación le permite al adulto comprender mejor, que el niño esta siendo forzado a integrar y a almacenar en su cerebro todo un mundo sónico que pasa a través de un canal de audición distorsionado.

(4) Actitud y Conducta

Se ha definido que escuchar es lo que oímos a voluntad para poder entrar en el mundo de la comunicación. Algunos aspectos de la actitud y la conducta del niño con respecto a la comunicación pueden ser indicadores de que hay una motivación deficiente o una falta de motivación para escuchar.

Estos niños rechazan la comunicación, la conservación y la socialización. Este rechazo, o falta de interés se manifiesta de diversas formas según el carácter y la personalidad del niño. Algunos se muestran introvertidos y retraídos; otros reaccionan con agresividad y enojo. Casi nunca fomentan la comunicación; sólo responden, más o menos adecuadamente, cuando se les invita o se les obliga a comunicarse. Generalmente carecen de curiosidad y del placer del descubrimiento, que es lo que normalmente se observa en los otros niños. Muy rara vez hacen preguntas.

Muchos muestran una actitud inmadura y regresiva. Están muy apegados a su madre y frecuentemente se distancian del padre. Algunos son muy infantiles, como si no quisieran crecer. Aún cuando su lenguaje esté relativamente bien desarrollado, les gusta hablar como bebés. Otros lloran sin motivo.

A veces estos niños tienen dificultad en llevarse bien con sus hermanos y compañeros. O no les gusta jugar. Si lo hacen prefieren jugar solos y no quieren que otros niños jueguen con ellos. Si se llegan a relacionar con otros, generalmente les da envidia lo que los demás tienen y se convierten en los latosos o los chivos expiatorios del grupo. En algunos casos, sólo les gusta relacionarse con niños más pequeños. Generalmente tratan de llamar la atención de los adultos.

Algunos de estos niños son obedientes, disciplinados y adaptados socialmente, pero sus padres sienten que algo les falta; quizás que carecen de entusiasmo para hacer las cosas. Hacen lo que se les pide, pero no toman la iniciativa para actuar por sí solos. Hacen lo que complace a sus padres o a sus hermanos, pero no se dan gusto a sí mismos. Al parecer, nada les gusta. Los padres casi siempre los describen diciendo, "es un niño demasiado bueno para su edad".

DETECCION DE LOS PROBLEMAS DE ESCUCHA EN LA ESCUELA.

Los mismos síntomas que nos permiten identificar un problema de escucha antes de la edad escolar, también pueden ser observados por el maestro cuando el niño ingresa a la escuela.

Los niños que muestran conductas inmaduras y regresivas, rechazan la escuela desde el primer día de clases. Resulta común oír, que la madre diga que su hijo tuvo una reacción tan negativa durante los primeros días de clases, que ella pensó que el niño aún no estaba preparado y que era mejor sacarlo de la escuela.


Los problemas de lapsos cortos de atención, mala concentración, distracción e inquietud, así como deficiencias en las funciones motoras y la coordinación se manifiestan desde el jardín de niños. Otro de los indicadores, es la mala comunicación del niño con sus compañeros. Esta falta de habilidad para socializar se manifiesta de distintas maneras que varían desde el aislamiento, hasta un comportamiento hiperactivo y agresivo. El maestro del jardín de niños también puede observar si el lenguaje oral no está bien desarrollado, o si el niño "cecea" que son indicadores de problemas posteriores que se presentarán en primero, segundo o tercer año de primaria cuando el niño comience a aprender el lenguaje escrito.

El lenguaje escrito es una traducción gráfica de los sonidos que componen el lenguaje oral. Si los sonidos son oídos, procesados y emitidos por el niño en forma distorsionada, estas distorsiones afectarán la lectura, la escritura y la ortografía. Esto significa que algunos problemas como inversión en la lectura y la escritura, confusión de sonidos, lentitud al escribir y trabajos desordenados pueden considerarse como correlativos de los trastornos de escucha.

También puede suceder que un niño que presente algunos de los síntomas de los problemas de escucha que hemos descrito sea un buen alumno durante los primeros años escolares. Esto puede indicar que ha encontrado la manera de compensar sus deficiencias de escucha, utilizando por ejemplo, la memoria visual.

A pesar de que su rendimiento sea satisfactorio, los maestros de estos alumnos tienen la impresión de que podrían lograr aún más. Por ejemplo, el maestro puede estar desconcertado por las discrepancias de rendimiento o de conducta, que hay entre distintas materias o situaciones. Algunos alumnos pueden ser muy buenos oralmente, pero mediocres en el lenguaje escrito. Otros son mucho mejores en matemáticas que en español. Estos alumnos no parecen estar satisfechos consigo mismos, se frustran fácilmente y se desaniman rápidamente cuando tienen que enfrentarse a tareas difíciles. Con frecuencia rechazan los estudios, que según ellos, son lo opuesto a jugar. "No me gusta ir a la escuela porque no es divertido". Pero también como cualquier otro niño, desean ir a la escuela para estar con otros niños. En realidad son muy desconcertantes.

Esta compensación deja de funcionar en los grados superiores cuando aumenta la complejidad del trabajo. Esto, aunado al inicio de la pubertad, puede provocar una descompensación brusca. Es importante identificar y corregir un "problema de escucha compensado" antes del inicio de la pubertad, ya que posteriormente los trastornos de aprendizaje se vuelven más complejos y más difíciles de superar.


LO QUE SE PUEDE HACER PARA PREVENIR LOS PROBLEMAS DE ESCUCHA


Hay varias cosas que pueden hacer y otras que hay que evitar para que el niño desarrolle su habilidad de escuchar al máximo.

(1) La Influencia de la Vida Prenatal.

La estabilidad y el confort que recibe la madre embarazada de su esposo y de su ambiente familiar le proporciona tanto a ella como al bebé una sensación de bienestar. Como apuntamos anteriormente, el oído del feto puede percibir sonidos desde el quinto mes de vida prenatal. Oye en particular los latidos del corazón y la respiración de su madre. Tomatis va aún más lejos (1963,1981) y asegura, que el feto también oye la voz de su madre y lo ha probado monitoreando al feto, y estudiando sus reacciones.

El estado emocional de la madre influye en su ritmo cardíaco y respiratorio, así como en las características emotivas de su voz (velocidad y entonación). Por lo tanto, la manera en que la madre vive su embarazo puede afectar los sonidos que oye el feto. Ya que el proceso de escuchar es generado por el deseo de oír, es seguro que los sonidos emitidos por una madre tranquila y feliz tengan una influencia positiva sobre el futuro desarrollo del proceso de escuchar en el niño.

Se recomienda que la mujer embarazada escuche música para relajarse, la música de Mozart en particular. También, es deseable que le cante y le hable frecuentemente a su bebé desde el inicio del embarazo.

(2) La Influencia del Ambiente Familiar.

La motivación para desarrollar la facultad de escuchar como un medio para comunicarse, es afectada por la calidad del ambiente familiar en el que crece el niño. El deseo de abrirse a escuchar puede verse afectado por situaciones de tensión tales como separaciones prolongadas de la madre, o conflictos entre miembros de la familia. El "cerrarse" a escuchar es una de las maneras en que el niño se protege de una situación que le desagrada o le causa temor.

Es necesario saber que los niños pequeños, que aún no comprenden bien los mensajes lingüísticos, son extremadamente sensibles a la manera en que estos mensajes son expresados. Así pues, la entonación y la inflexión de la voz se vuelven muy importantes. La misma información puede ser "traducida" por el niño en formas muy distintas de acuerdo a cómo fue dicha. "Dame eso", puede ser dicho de muchas maneras; algunas invitan a que el niño obedezca alegremente, y otras, en cambio, pueden provocar un rechazo total.

(3) La Influencia de la Música y el Canto


El canto es quizá el mejor camino para desarrollar la facultad de escuchar, de expresarse verbalmente, de auto-escucharse. La música contiene la mayor parte de las cualidades del lenguaje, y particularmente las de tono, calidad de la voz, entonación y ritmo.

Para el niño, cantar es un juego agradable. La música y el canto lo invita a desarrollar su capacidad de escuchar para poder recibir y emitir el lenguaje. Los bailes infantiles tienen sonidos y ritmos que le permiten ponerse "a tono" y armonizar sus funciones motoras.

(4) La Influencia del Diálogo con el Niño

Cuando el niño comienza a "abrirse" se vuelve curioso y hace preguntas de todo tipo. A los padres a veces les fastidia tener que responder a las mismas preguntas una y otra vez, o piensan que las preguntas son irrelevantes. Tienden a descuidar o a "desconectarse" de las preguntas que hace el niño; al desconectarse el adulto de la pregunta y no responder, se puede "cerrar" la motivación del niño para escuchar y aprender.

El proceso de preguntar debe ser fomentado por los padres. El padre especialmente, debe de tomarse el tiempo necesario para platicar regularmente con su hijo o hija. En situaciones en que se convive constantemente con las mismas personas, como ocurre con las familias, se tiende a usar un mínimo de palabras para comunicarse, pues se da por sentado que los demás ya entienden. Debemos recordar que el niño aprende a escuchar y a hablar en casa.

(5) Bilingüismo


En el caso de familias bilingües, los padres frecuentemente piensan que si se esfuerzan por hablar el idioma de la región donde viven le ayudarán al niño a aprenderlo. Desafortunadamente, hablan en general, con un acento marcado y una estructura inadecuada. Por lo tanto, el niño se entrena a escuchar el sonido de ese idioma en forma distorsionada.

Más adelante, cuando el niño va a la escuela, la manera de hablar del maestro no corresponde a la forma en que el niño escucha. Esto frecuentemente produce confusión para entender las instrucciones y para aprender el lenguaje escrito, la lectura y la ortografía.

En las situaciones de hogares bilingües, se aconseja que los padres les hablen a sus hijos en su lengua materna. El oído de los niños se adapta fácilmente a dos o más idiomas distintos, pero bien hablados.

(6) Influencias Negativas

El ambiente sonoro tiene mucha influencia sobre la capacidad de escuchar, porque el niño "se entrena" a escuchar los sonidos que percibe o sea a enfocar su atención sobre lo que desea. Esto significa que los sonidos distorsionados y/o saturados emitidos por radios o grabadoras de mala calidad pueden afectar gravemente la habilidad de escuchar del niño.

Si el medio sonoro es demasiado fuerte, el niño se ve obligado a protegerse y deja de escuchar. El efecto negativo de los sonidos fuertes es independiente de la calidad del receptor.

La televisión también puede ser perjudicial para el desarrollo de la capacidad de escuchar. Cuando esta encendido el televisor, nadie más habla en casa; se interrumpe la comunicación y la motivación para comunicarse. Además, el niño "ve" la televisión: no necesita escuchar con cuidado para comprender la información. Esta solución tan fácil es quizás la razón por la cual la televisión es tan popular entre los niños.

(7) Recomendaciones para el Maestro.

Todos los medios que permiten que el niño se escuche a sí mismo son útiles para el desarrollo y el mejoramiento de las habilidades para escuchar. Los maestros deben fomentar el que los niños se expresen verbalmente, que canten, lean y aún que deletreen en voz alta en la clase. También se les debe aconsejar que lean y estudien su tarea en voz alta en la casa, lo que les ayudará a memorizar y aprender mejor.

Si el maestro detecta algún problema de escucha en los primeros años, debe de hacer que el niño se siente en la parte de adelante del salón, frente a él. La situación ideal es que el oído derecho del niño reciba la información del maestro. De esta manera es más fácil que el niño enfoque su habilidad de escuchar en la voz del maestro y esto puede hacer que sus lapsos de atención aumenten, así como su habilidad para concentrarse.

Si los problemas de escucha son más severos, es necesario cambiarlo a una clase más pequeña. El apoyo constante del maestro, ayuda a que el niño se concentre en lo que está haciendo y el reforzamiento positivo aumenta su nivel de motivación que generalmente es bajo.

A pesar de que estas propuestas le ayudarán al niño a compensar sus deficiencias, no las corrigen. El método Tomatis -al cual hemos hecho múltiples referencias en ese artículo-, sirve para corregir aquellos problemas de escucha en los que la compensación no basta.

Todas las ideas presentadas en este artículo están basadas en las investigaciones del Dr. Alfred A. Tomatis, creador del Método que lleva su nombre, así como en mi propia experiencia clínica de 1974 a la fecha, en el Listening Centre de Toronto Canadá, aplicando el programa de Estimulación Auditiva que ha dado a miles de niños en el mundo la oportunidad de aprender más eficazmente, integrarse y socializar.


Paul Madaule.